Tiara de Leuchtenberg - Casa Real de Suecia

Fué regalo del Emperador Napoleón a su hijastro, Eugenio de Beauharnais, Duque de Leuchtenberg, por su boda con la Princesa Augusta Amalia de Baviera en 1806.


Se trata de una tiara neoclásica, realizada en diamantes y zafiros, representando madreselvas. Es muy flexible, pudiendose poner totalmente plana (foto siguiente).
Está formada por once secciones separadas que se pueden quitar para adaptarla mejor.

La tiara en su estuche, donde se puede comprobar su flexibilidad
Al fallecer la Duquesa de Leuchtenberg, en 1851, la tiara fue heredada por su hija mayor, la entonces Reina Josefina de Suecia, por su matrimonio con el Rey Oscar I.

Originalmente, la tiara se encontraba rematada por perlas, como podemos apreciar en la imagen de la Reina Josefina.

Josefina de Leuchtenberg, Reina de Suecia

La tiara forma parte de un juego de gargantilla, broche, pendientes y dos horquillas.

Collar y pendientes

Horquillas, broche y pendientes

En 1876 la tiara será heredada por la Reina Sofía de Suecia, esposa del Rey Oscar II. Y estos la regalarian a su hijo Gustavo, en 1881, por su boda con la Princesa Victoria de Baden.
Victoria de Baden, Reina de Suecia
En 1930, tras el fallecimiento de la Reina Victoria de Suecia, las joyas quedarón vinculadas a la Fundación Bernadotte, y desde entonces han sido usadas por diferentes damas reales.
Luisa Mounbatten, Reina de Suecia

Reina Luisa, esposa del Rey Gustavo Adolfo

Princesa Sibylla, madre del actual Rey
Desde el matrimonio del Rey Carlos XVI Gustavo, en 1976, con la alemana Silvia Sommerlath, el aderezo Leuchtenberg ha quedado reservado exclusivamente para uso de la Reina.

Diversas imagenes de la Reina Silvia con la Tiara y el aderezo Leuchtenberg

La Reina Silvia poco despues de su matrimonio




Silvia de Suecia en un acto celebrado en Copenhague

A veces se ha discutido si la tiara llevó alguna vez perlas, o fué licencia de algún pintor el representarlas en algún retrato de la Reina Josefina.
Tras un estudio que se hizo a la tiara en 2006, se pudo comprobar que los zafiros son desmontables, por lo que es posible que se pudieran sustituir por las perlas.


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